Las lógicas que sustentan al desarrollo sostenible persiguen un modelo de crecimiento económico ilimitado, mediado por una apropiación intensiva de la Naturaleza. Por su parte, los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- fueron precedidos por los Objetivos del Milenio (OM) que fueron un progreso para los más favorecidos y un retroceso para el planeta. Sin embargo, los ODS no son mejores que los OM y están fracasando.
Más allá de que en la academia el diseño textil o del vestir se rige por una visión antropocentrista, varios autores señalan que la forma en que se produce y se comparte el conocimiento dominante sobre la moda está excluyendo y desacreditando otros conocimientos.
Las actuales carreras de diseño que se relacionan con la indumentaria no abren un espacio para el pensamiento crítico y así incidir, educar y transformar realidades, generar vínculos entre grupos, profesiones, disciplinas, comunidades epistémicas y reconocer un pluriverso de modas.
Y el diseño sostenible, al estar inserto en estas problemáticas, promueve -consciento o inconscientemente- la falta de reflexividad sobre los propios marcos/patrones de referencia y superar el antropocentrismo. Hacer lo contrario sería fundar y forjar una variedad de espacios de reflexión acerca de los contextos locales/cotidianos y, sobre todo, aprender a escuchar las voces hasta ahora no escuchadas.