Durante la pandemia COVID-19 millones de jóvenes en diversas partes del mundo encontraron un sentido de vida gregario en los videojuegos, pero más específicamente en el consumo de programas de stream en que jugaban sus juegos favoritos. Compartir sus punto de vista, bromear y ser tomado en consideración, terminó siendo un gran atractivo animando no solo a consumidores, sino a productores de contenido quienes se autodenominaron como “creadores de videojuegos” en sus páginas de Facebook. La ponencia estudia el impacto del streaming en la vida de los propios creadores de contenido stream, hombres y mujeres que encuentran una válvula de escape emocional efectiva en el desarrollo de transmisión de videojuegos online. Su desarrollo y desempeño en esta faceta no implica solo la búsqueda de ganancias económica, sino, principalmente, construir un espacio de identidad y soporte colectivo que les permita sentirse reconocidos y seguros de sí en un contexto desolador de muerte, contagio y crisis económica.