PONENCIA 774 | Comer y ser comido. Indicios para una dialéctica del hambre y la incorporación

Matías Bruera (UBA-UNQ)

La auténtica comida en común, nunca consumada y siempre idealizada, es lograr sentar a todos los habitantes de cualquier sociedad a la mesa —estómago socializado—, o sea lograr que el hecho de comer no le sea negado a nadie. Sin embargo, algo tan evidente funciona en nuestras sociedades como promesa incumplida centrada en el falso axioma de producir —más comida o mercancías en general— con el fin de lograrlo. La modernidad siempre funcionó
—con diversos grados de espectacularidad— en base a promesas o formas representacionales que anticipaban lo que nunca llegaría. Si el comer es una necesidad individual natural que se satisface socialmente, la mesa tiene la particularidad de asemejarse a una microsociedad de iguales que, a su vez, mediante un conjunto de prácticas reguladas por normas sociales procuran socializar a los individuos con el resto de la comunidad. Lo comunitario ordenador desenfoca —como diría Simmel— lo central del acto depredativo: contener y proveer —mediante los elementos unarios de la mesa y en lo esencialmente egoísta de la incorporación— al individuo particular lo que le corresponde como una parte del todo dividido. Hacemos referencia obvia al intento de saldar el problema atávico de la justicia social y el reparto: Diferente es compartir el hambre, una acción tan disparatada como impensada. Si hasta Níobe pensó en comer, dijeron, alguna vez, los vencedores.


Cómo llegar



Sedes

Sede SE | Santiago del Estero 1029
CABA – Argentina | Tel +54 (11) 5287-1500

Sede MT | Marcelo T. de Alvear 2230
CABA – Argentina | Tel +54 (11) 5287-1500


Seguinos