En este trabajo me propongo estudiar una tensión conceptual clásica para la teoría política contemporánea: me refiero a aquélla que implica a la libertad, por un lado, y al gobierno, en su tipo democrático, por el otro. Es alrededor de este par conceptual libertad-democracia que voy a restringir la discusión.
Me posiciono en la tradición liberal de pensamiento que funda Rawls y que luego continúa Nino y que tiene al sujeto autónomo y libre en el centro de las discusiones. La libertad posee al menos dos conceptualizaciones: una de corte individualista que implica como principio general que el Estado debe abstenerse de intervenir sobre los planes personales de vida de cualquiera y otra que, en cambio, es de corte estructuralista y se funda en la idea de que no basta con no intervenir a fin de garantizar la libertad de las personas. Al contrario, la intervención del Estado a través de acciones positivas se hace imperiosa a fin de que los grupos más vulnerables de la sociedad puedan acceder, primero, a una situación de igualdad material y luego sí a una verdadera libertad.
Recorrer esta tensión nos permitirá pensar: primero, de qué hablamos cuando hoy día discutimos sobre liberalismo, y segundo, cómo alrededor de disputas en materia de derechos en las democracias contemporáneas también opera como telón de fondo un interrogante no resuelto respecto a que tipo de libertad personal deseamos construir: uno más cercano al individualismo, otro más estructuralista.