PONENCIA 1437 | Repartición de lo sensible en dictadura chilena. Las artes visuales como una vía de legitimación
Se revisa el uso de las artes visuales como vía de construcción (secundaria) de consenso de la dictadura chilena, a partir de la tesis del “reparto de lo sensible” (Rancière), pues permite preguntar por la forma en que entrelazó arte y política: es decir, cómo sus concepciones y acciones sobre aquel posibilitaban cierta forma de entender y practicar la política (por qué ciertas sensibilidades encontraron un espacio de desarrollo o identificación con sus contenidos y rituales; y qué heridas o resentimientos explican el acatamiento o respaldo a sus acciones censuradoras o incentivadoras, por otras).
Para contrarrestar la consigna de «arte para todos» de la Unidad Popular, la dictadura desplegó un repertorio de representaciones y prácticas propicias a la restauración de distinciones, tanto de competencias como de jerarquías y espacios; es decir, funcionales a la tradición elitista del arte, sostenida en las fronteras de clase, de ámbitos estéticos, generacionales, sociales e institucionales. Fue un repertorio que le hizo sentido a quienes resintieron un sesgo o pérdida de especificidad del campo artístico respecto del político, durante el ambiente de misión revolucionaria de la UP; a quienes preferían una perspectiva más “espiritualista” del arte; al secular gusto academicista hegemónico en la opinión pública; e incluso a cierta crítica de arte más liberal favorable a la neovanguardia.