Eric Hobsbawm comentaba por allá por 1971, que el triunfo de Salvador Allende en la elección de 1970 era único y raro, ya que no existían precedentes históricos en los cuales se diera un proceso de transición legal al socialismo; es decir “la situación del Chile de Allende carece pues de precedentes”. Mientras que Rafael Rojas señala que si bien Salvador Allende conocía de cerca lo que era la “nueva izquierda” en el continente, era un convencido que para llegar al gobierno en Chile, la izquierda tenía que transitar por la vía democrática; es decir, por medio de las elecciones. Ese convencimiento se sustentaba en las “condiciones de institucionalidad democrática” que tenía el país.
Lo cierto es que el triunfo de Salvador Allende y la coalición Unidad Popular en septiembre de 1970, no fue indiferente para nadie. En ese contexto, las organizaciones de la “nueva izquierda” Argentina y de la izquierda Uruguaya, expresaron sus beneplácito ante el triunfo de la izquierda chilena; sin embargo, los primeros expresaron sus dudas e interrogantes respecto a la viabilidad del proyecto de la “vía chilena al socialismo” tal y como lo planteaba Allende; mientras que los segundos, manifestaron un apoyo sin grandes cuestionamientos. Lo anterior, daba cuenta de las discrepancias existentes, entre la irrupción de una nueva izquierda y otra calificada como la izquierda tradicional o vieja izquierda del continente.